SUGERENCIA DE LA BIBLIOTECA

José Antonio Labordeta: “En el remolino”.- Barcelona: Anagrama, 2006.-128.p.         

      José Antonio Labordeta muestra su lado literario en este relato, escrito en 1975 y publicado recientemente por Anagrama. No hay que olvidar que este personaje aragonés, más conocido por su vertiente política y cantautora, presenta también una amplia obra literaria en diversos géneros (poesía, relatos cortos y novelas). Sorprende en esta pequeña obra que vamos a reseñar la calidad que el autor demuestra, y que ha sido confirmada por conocedores del panorama literario aragonés. Como anécdota cabe comentar que Labordeta, diputado por CHA y enfrentado en numerosas ocasiones al presidente del Gobierno, le ha regalado un ejemplar de esta novela en una muestra más de su marcada personalidad.         

     La edición realizada por la editorial Anagrama cuenta al inicio con una presentación a cargo del prestigioso José Carlos Mainer, que realiza un detallado análisis de su contenido, muy esclarecedor para abordar con mayor interés la lectura de esta obra.              Comenzando por el título “En el remolino” se muestra ya lo que va a predominar a lo largo del relato, una espiral de violencia y muerte que se inicia en los albores de la guerra civil española y que mantendrá toda su fuerza hasta el final del relato. El escenario por tanto es la España de inicios de la guerra civil, y será precisamente esta rebelión la que desencadenará todos los acontecimientos. Los partidiarios del alzamiento armado iniciarán una busca y captura de las personas más destacadas del bando contrario, en una carrera sin descanso hacia la muerte. Aprovechando esta coyuntura se destapan los odios y rencores propios de la vida cotidiana en un pequeño pueblo que llevan a la persecución en este caso de Braulio, un usurero sin escrúpulos que se convertirá en el objetivo número uno de un grupo enfurecido. El relato se tiñe de sangre y muestra el lado más oscuro de la condición humana y sus instintos más irracionales : la ira, la venganza, la violencia extrema, los rencores…Todo ello en una pequeña población que el autor no quiere detallar pero que perfectamente pudo ser cualquiera de la provincia de Teruel, puesto que la trama la entresacó el autor de una leyenda que le fue contada.           

     Según el propio Mainer manifiesta, la trama sin embargo no es el principal atractivo de este libro, sino que cabe destacar por encima de ello, los personajes que en él se presentan. Es una novela de tipo coral, con numerosos personajes, alguno de ellos más definidos que otros, pero que constituyen el verdadero interés del relato. Se reflejan las pasiones y los sentimientos que estos individuos han ido acumulando y que confluyen en este “remolino” que afecta a toda la población una vez prendida la chispa que da inicio a este torrente de sangre y muerte.            

     Si nos fijamos en los aspectos  formales también cabe atribuir a Labordeta un mérito destacado. La narración se plantea desde numerosos  puntos de vista, puesto que está constituida por una serie de monólogos de algunos de los personajes principales: Braulio, el herrero, la hermana de Braulio…que muestran al lector lo más hondo de su pensamiento y dotan a estos personajes de una caracterización psicológica muy importante. Entre medio se va expresando también un narrador en tercera persona, que ayuda a entender mejor su contenido.           

     Otro aspecto que sobresale es la alteración temporal. Se inicia con el final de la acción, y a través de los diferentes monólogos se va definiendo la línea temporal del relato. El ritmo narrativo es propio de una situación donde los hechos se suceden de un modo acelerado que no da lugar al descanso.           

     Podemos concluir, en nuestra modesta opinión, que el lector que afronte la lectura de esta novela no sólo se va a encontrar con un relato entretenido sino que también se le mostrará de una forma muy elocuente el lado más cruel de la condición humana, expresado por el autor con una gran maestría. Se echa de menos que su contenido se hubiera alargado algo más para seguir disfrutando de su lectura.